La importancia de la mente

Nuestro organismo segrega y administra una sustancia generadora de sensaciones de bienestar, son las endorfinas, de composición y efectos similares a la morfina, tiene la capacidad de equilibrar los efectos de la lucha, los esfuerzos y dificultades.

Puede ayudarnos a comprender las actitudes de las personas cuando tienen conductas de riesgo o provocan conflictos pues, en esas ocasiones, es probable que se produzca secreción extra de endorfinas, a la par que adrenalina con efecto euforizante. La secreción de endorfinas no es peligrosa para nuestra salud, aunque puede crear cierta dependencia en la provocación de aquellas situaciones en las que se incrementan sus niveles. Hay formas de favorecer, de manera inocua incluso recomendable, mayores aportes de endorfinas, como las técnicas de visualización, la meditación, yoga, la risa, el ejercicio físico, etc. Además, contribuyen a reducir el estrés, recuperar el equilibrio interno y aprender de procesos psicológicos profundos que afectarán positivamente al desarrollo personal y vital.

Las actitudes mentales y determinadas actividades gratificantes influyen en la producción natural de endorfinas, a la vez que contribuyen a crear una cultura del bienestar, la paz y la felicidad sin efectos negativos.

Por el contrario, sentimientos como el odio, el rencor, la venganza o la insatisfacción, dan lugar a actitudes que derivan en conflictos que deterioran nuestra salud psíquica y física. Encontrar la forma de liberarnos de estos sentimientos, puede ser un camino para superar estados emocionales negativos, provocados y/o mantenidos por nuestra propia actitud hacia las relaciones con los demás y con nosotros mismos.

Existen muchas formas de psicoterapia que ayudan y contribuyen a superar estos estados, adaptadas a cada persona y sus circunstancias, dependiendo de la habilidad y capacidad de quien intervenga. Algunas son:

  • Corrientes psicoanalíticas: útiles en conflictos inconscientes con origen en la infancia o tiempo atrás. Es una técnica de introspección poco directiva que busca las causas del conflicto. Puede resultar inadecuada su aplicación con personas que tienen afecciones psicológicas graves.
  • Corrientes conductuales y/o cognitivas: tienen un carácter directivo destinado a modificar conductas inadecuadas y programar actitudes nuevas. Sirven para aprender a manejar los síntomas y déficits. Contribuyen a estimular los aspectos positivos y equilibrar las respuestas negativas y autodestructivas. Es recomendable para personas con dificultades para sobreponerse a sus problemas.
  • Corrientes vivenciales o experienciales: como la terapia Gestalt, la psicología Humanista, la psicología Transpersonal, terapias grupales, etc. Fomentan la recuperación de la autenticidad de la persona. El psicoterapeuta sirve de elemento de catarsis, pero no dirige.
  • Terapias psico-corporales (yoga, tai-chi, artes marciales, etc.) y la meditación: A través del trabajo corporal se toma conciencia de las tensiones y dificultades, así como de su significado a nivel psicológico. Aporta soluciones a medio y largo plazo, combinando ejercicio físico e introspección. La meditación tiene la gran ventaja de su versatilidad y sencillez de aplicación. Los conflictos acaban diluyéndose y desaparece la tensión.

Todas estas técnicas de intervención para la solución de conflictos tienen una aplicación práctica, tanto a nivel interpersonal como social.

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