La mediación como transdisciplina

Entonces, ¿por qué la Mediación es una disciplina que utiliza y recurre a conceptos que provienen de otras disciplinas o campos de saber? ¿Tiene conceptos propios? ¿Qué saberes, prácticas, teorías nutren y construyen la Mediación? ¿Cuándo hablamos de Mediación nos referimos a un modelo de intervención o a una disciplina que bebe de otras? ¿Podríamos incluso hablar de interdisciplina o, ir más allá, y pensar en una transdisciplina?

Como venimos diciendo, cada vez es más difícil trabajar en monodisciplinariedad, tiene menos sentido, se pierde eficacia y eficiencia. En definitiva, puede llegar a resultar en trabajos e intervenciones estériles y sin éxito. Cada vez son más los ámbitos de conocimiento que rehúsan de abordajes unidisciplinarios, pese a que tuvieron su utilidad en los momentos de constitución de las distintas disciplinas existentes en el marco de las ciencias humanas y sociales. Eso sí, siempre con tensiones epistémicas, pragmáticas e institucionales.

Pero, actualmente, las ciencias en desarrollo aumentan en una complejidad que precisa de intercambios y relacionarse, integrando todas las facetas del ser humano (lo psicológico, biológico, cultural, económico, político, social, histórico, pedagógico, etc.) de distintas formas (multi, inter o transdisciplinar). Estaríamos frente al paradigma de la complejidad.

Aunque ya hemos hecho algún apunte al respecto, volvemos a reflexionar sobre estos conceptos, partiendo de la consideración de que no existe unanimidad absoluta en su definición, y su significado depende del contexto en que se encuentren. Así, al hablar de multidisciplina se suelen referir al estudio de un mismo objeto por parte de muchas disciplinas a la vez. Por el contrario, la interdisciplina, implica la aplicación de los fundamentos de una disciplina a otra, sería una interacción de conocimientos, habilidades, conceptos y principios de distintos ámbitos del saber y el conocimiento para ampliar la comprensión, la resolución de problemas y el desarrollo cognitivo. Mientras que la transdisciplina se sitúa en lo que está entre y a través de unas disciplinas y otras, cuestionando sus axiomas y la ética disciplinar; empuja el diálogo e intercambio entre ciencias exactas y humanas, entre distintas cultural, dejando espacio para la intuición, la creatividad y la sensibilidad.

Podríamos pensar que se trata de distintos niveles epistemológicos, donde en el primero se reconoce que los campos de cada disciplina son una construcción histórica de teoría y metodología. La interdisciplina, desde un punto de vista metodológico, no equivale a la yuxtaposición de disciplinas, sino un espacio para las representaciones comunes de las disciplinas, a la vez que se delimitan los niveles de análisis y la interacción. Cuando pensamos en equipos interdisciplinarios, bien sean de investigación o bien de intervención, nos movemos de la disciplina a la profesión, es decir, a la praxis; lo que significa considerar que el saber de la propia disciplina no es suficiente para el abordaje del problema que se tenga entre manos.

Si pensamos en la mediación, Stolkiner, incorpora dos términos de útiles:

  1. Multireferencialidad teórica, que consiste en reconocer distintas vertientes teóricas y disciplinarias desde las que abordar una cuestión determinada, aunque nos acerquemos a un problema desde una disciplina, debemos conocer cómo puede formar parte de otras.
  2. Importación de saberes para referirse a los conocimientos y saberes que pasan de una disciplina a otra, incluso atravesando transversalmente distintas disciplinas en cierto momento del conocimiento.

Psicólogos, antropólogos, politólogos, filósofos, trabajadores sociales, sociólogos, etc. han escrito y pensado profundamente sobre la mediación y el conflicto. Todas estas aportaciones han contribuido al desarrollo y enriquecimiento de esta disciplina que llamamos mediación, poniendo el foco en aspectos diversos: desde una dimensión colectiva, en las características de los individuos, lo innato de la agresividad, el conflicto como fenómeno cultural, etc. Todas ellas forman parte del patrimonio humano de conocimiento y pensamiento.

Generalmente, los profesionales de la mediación se orientan a la construcción de una nueva disciplina, dotándola de cierta autonomía, así como de teoría y metodología propia, comprensión globalizada y ejercicio específico. Pero la constitución de una nueva disciplina es un camino complejo y sinuoso, con avances, pérdidas y rupturas en las fronteras del conocimiento, circulación de conceptos, migraciones, conexiones y transformaciones teóricas, intercambios entre disciplinas, etc. Casi todas las disciplinas nacen de áreas fronterizas del conocimiento y realizan este mismo recorrido hasta alcanzar una autonomía y status propio, y en el caso de la mediación todo apunta a que está sucediendo lo mismo, ganando cada vez más independencia, pese a la complejidad de la integración.

Entonces ¿hablamos de interdisciplina? Si reflexionamos a partir de los conceptos referidos más arriba quizá es más apropiado pensar que estamos ante la constitución de una nueva disciplina, eso sí, conformada con saberes originales de otras. En cualquier caso, el paradigma de la complejidad al que estamos aludiendo, es desde donde podríamos zanjar esta cuestión, al afirmar que la complejidad del ser humano no se puede comprender, aprehender y explicar desde una única disciplina, siendo preciso dotarnos de múltiples marcos para dar respuesta al conflicto humano y el malestar cultural.

Se trata de entender la necesidad de conciliar los conocimientos, de aprender a trabajar en programas y equipos pluridisciplinares, de entender que es insuficiente aprender a colaborar entre personas con formación y experiencia diferentes, sino que es necesario que ninguna disciplina participante se imponga a las demás, cuando las diversas clasificaciones del conocimiento trabajen en comunión, estén aliadas y posean objetivos comunes.

Esto no resta importancia al reconocimiento de que la división disciplinaria del conocimiento ha aportado beneficios incuestionables; la especialización ha permitido obtener resultados concretos donde ha sido necesario. El paso de una época en que la ciencia debía someterse a la doctrina eclesiástica supuso un acto que liberó capacidades reprimidas por intereses políticos concretos. Sin embargo, este cambio llevó a las sociedades nuevas a oponerse y renunciar a las posibilidades intuitivas de acceso al conocimiento. Por otro lado, el desarrollo de ciencia y tecnología desde concepciones liberales no está exento de efectos indeseables. La ciencia no es la capacidad libre de acceso al conocimiento, sino la sección de estudios que responden a intereses determinados, muchas veces, económicos.

La división en disciplinas aisladas impide establecer una visión de conjunto que evalúe las consecuencias del desarrollo tecnológico y las implicaciones y repercusiones a nivel social. Ha llegado el momento de esforzarnos por reunir las aportaciones de disciplinas y corrientes diversas, y expresar con claridad que todas poseen más elementos en común que divergencias. Podemos profundizar, incorporar y desarrollar la cooperación entre disciplinas y quehaceres científicos aparentemente distantes y dispares como la matemática, la física, la biología junto a la filosofía, la psicología, la antropología, el derecho o la historia, integrando todas estas perspectivas de manera explícita, razonada y conciliadora, pero sin renunciar a la riqueza terminológica, conceptual, analítica y de procedimiento de cada una de ellas. Y, así, se constituye la Mediación, como oficio transversal, propio de cualquier profesional y adaptado a su particular visión.

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