Qué es y para qué sirve la argumentación jurídica?

Mateus Campos Felipe

Básicamente, argumentar implica dar razones en favor de una decisión, para buscar la aceptación de una tesis o postura frente a un asunto determinado. En definitiva, probar por medio de razonamientos alguna afirmación.

Podemos afirmar entonces que argumentar consiste en la exposición de razones que justifican algo, por ejemplo una idea, un hecho, una conducta, que para ser válida y creíble debe realizarse en base a pruebas y razonamientos fundados.

Partiendo de este concepto, se puede entender la argumentación jurídica como una disciplina que estudia los razonamientos propios de los profesionales del Derecho, comprendiendo tanto a los órganos del Estado encargados de la creación, interpretación y aplicación del Derecho positivo, como a los que simplemente interpretan, y eventualmente aplican las normas jurídicas, a fin de asesorar o enseñar, tales como los abogados, consultores jurídicos, profesores de Derecho, etc. La finalidad de la argumentación jurídica es conocer cuáles son los instrumentos básicos del razonamiento jurídico de los juristas, con el objetivo de que estos puedan ser utilizados en el desarrollo de su práctica jurídica.

Y al estudiar el modo específico del razonar jurídico, la argumentación jurídica también se ocupa de las reglas de interpretación y aplicación de las normas y principios del Derecho positivo, es decir, de cómo debe interpretarse y aplicarse este. Por esta razón el análisis de la argumentación jurídica, constituye una de las partes de la «teoría de la ciencia jurídica», en concreto, la que puede denominarse como «teoría de la técnica jurídica», y que investiga el método de los operadores jurídicos, es decir, la forma en la que estos desarrollan su actividad.

Pero, se trata de un tipo de estudio polémico, principalmente por ser en ocasiones excesivamente formal y por estar cercano al mundo de la lógica. Tradicionalmente existe una cierta desconfianza por parte de los juristas a este tipo de aproximaciones, bien porque se consideran irreales, o bien porque se entienden como potenciadoras de la actividad judicial. Sin embargo, en ocasiones este tipo de reserva surge por una falta de estudio de su significado y alcance, ya que en el ámbito jurídico, la argumentación es un ingrediente importante de la experiencia jurídica, en todas sus facetas: tanto si se pensamos en la aplicación como en la interpretación o la producción del Derecho; y tanto si uno se sitúa en la perspectiva del juez como en la del abogado o el teórico del Derecho. No hay que olvidar que todo jurista en algún momento debe argumentar, y de hecho, parece claro que una de las cualidades del buen jurista es su capacidad para argumentar.

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