Enfoque Económico de la Actuación de los Protagonistas de una Democracia Representativa

Reflexión según la cual el comportamiento del sector público se fundamenta en suponer que los agentes que influyen en la actividad del sector estatal de la economía se mueven por criterios de optimización, no muy diferentes a los que guían la conducta de los consumidores o empresarios y consistentes básicamente en que aquellos maximizan sus intereses propios. Así distinguiríamos entre:

  • Votantes: La acción del votante depende en gran medida de: - la probabilidad de que su comportamiento afecte al resultado de la elección, de los beneficios que le reporte el hecho de que gane el grupo político que prefiera y - de los costes (o beneficios) que le imponga el acudir a votar, en términos de renuncia a otra actividad (o de la propia satisfacción por votar o por secundar con ello al grupo al que pertenezca).
  • Políticos: En principio, el comportamiento de éstos buscará la mejor opción para salir elegido, reelegido o para que su grupo se perpetúe lo más posible en el poder. Para ello buscará votos nuevos en los sectores más próximos a la ideología de su grupo, con más probabilidad en los sectores más cercanos al centro político. Y tratará que los beneficios de su gestión sean perceptibles para el mayor número de grupos y de ciudadanos, así como que aquellos se hagan más palpables en la cercanía de las elecciones.
  • Grupos de presión: Actúan a favor de sus propios intereses y tratando de influir en el resultado electoral pero al margen del proceso electoral en sí mismo, normalmente a través de mecanismos como la entrega de fondos, influencia en medios de información para influir en el votante de modo indirecto, etc.
  • Funcionarios: El funcionario maximiza el presupuesto de que dispone a fin de aumentar su influencia. Es monopolista de la información de que dispone sobre su trabajo con lo que los costes del mismo pueden estar elevados de modo artificial a fin de ganar poder e influencia. Su retribución no depende del mercado y no hay por ello ni incentivos a trabajar más y mejor, ni mediciones de eficiencia sobre su trabajo (en términos generales).
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