Evolución histórica y régimen vigente del cheque
El cheque se genera en el tráfico comercial de las ciudades de la Italia de la Baja Edad Media, donde se conocía un tipo de documento, llamado assegno, que se empleaba para retirar los fondos que se depositaban previamente en manos de un banquero. Dada su relativa similitud, a tal documento se le fue aplicando un régimen similar al que se iba construyendo para la letra de cambio, beneficiándose, de este modo, de las ventajas del régimen de tal título.
Otro antecedente remoto de los cheques los encontramos en las cedule di cartulario que se empezaron a utilizar ya en la Edad Moderna en las relaciones con los primeros bancos.
No obstante, la generalización del uso y su configuración con los caracteres actuales no se produce hasta el desarrollo de la industrialización en Inglaterra, donde, al extenderse la práctica de los depósitos bancarios irregulares, se precisaba de un documento a través del que se pudieran articular las recogidas de dinero de tales cuentas, y que permitieran realizar pagos con cargo a estos depósitos cuando el acreedor no es cliente del banco del deudor.
Por lo que respecta a nuestro entorno, con el desarrollo de las primeras codificaciones, su empleo era limitado y se trataba más de un instrumento propio de la práctica anglosajona.
Así, el CCom de 1829 no contiene una regulación del cheque, debiendo esperarse al de 1885 para encontrar su reconocimiento legislativo en nuestro ordenamiento.
En la actualidad, su regulación se contiene en la LCCh, que lo regula en sus arts. 106 a 167, en los que se reproduce el Convenio unificador de la Conferencia de Ginebra de 1931, por la que se aprobó una Ley Uniforme en materia de cheques y otra destinada a reglamentar ciertos conflictos de leyes en materia de cheques.