La firma, puntuación, márgenes y barra de la t

La firma

Para algunos autores da cuenta del fondo mismo de la personalidad, de lo que tiene de esencial, incluidas las tendencias inconscientes. Para otros, por el contrario, la firma es un anuncio, una etiqueta social cuidadosamente compuesta que el escritor traza de forma más bien “representativa”.

La verdad se sitúa entre estos dos extremos y la respuesta es brindada por los datos inherentes a cada caso particular. En efecto, la firma a pasar de su particularidad, obedece a las mismas interpretaciones que anteriormente hemos hecho.

De ahí que un cierto número de personas utilice habitualmente dos firmas: una oficial, para los documentos de carácter público y profesional; otra íntima, reservada a la correspondencia privada.

Es conveniente estudiar al principio la firma en sí misma, después su localización en relación con el texto y finalmente las diferencia que presenta con el mismo.

La firma en sí misma

El apellido y el nombre de pila

Generalmente el niño escribe su nombre de pila con todas sus letras hasta una cierta edad, mientras que el adulto tiene tendencia a eliminarlo o por lo menos reducirlo a la inicial.

La mujer tiende cierta tendencia a conservar su nombre de pila más tiempo. Tradicionalmente, la grafología considera que una mujer felizmente casada ponía el acento sobre su apellido de familia mientras que en caso contrario lo minimizaba o lo omitía directamente.

En todos los casos, si el apellido se prima gráficamente en relación con el nombre de pila, ello es índice de que ese escritor da mucha más importancia a su personalidad externa que a su vida íntima. Por el contrario, la insistencia en el nombre de pila revela una tendencia a la introversión, una falta de “socialización”.

La rúbrica

La rubrica que subraya, ya sea que esté ligada a la inicial o a la última letra, indica, si no la voluntad de destacarse, por lo menos el deseo de no pasar inadvertido, de proclamar “aquí estoy yo. Si su subrayado es independiente del nombre, la consciencia de la propia valía ya es fuerte; pero si el subrayado es doble, nos hallamos ante la necesidad de ser valorado, incluso de ocupar un primer plano.

La rúbrica que pasa por encima de la firma se emparenta con la escritura sobreelevada; además de los significados clásicos (vanidad, autocomplacencia, deseo de causar efecto), indica, sobre todo cuando el subrayado es regresivo, la necesidad de protegerse de los demás y de preservar la intimidad.

La rúbrica que desciende verticalmente al terminar la firma es un gesto de afirmación que traduce el deseo de imponerse como persona y de imponer sus puntos de vista: carácter autoritario, independiente, realista, del tipo bilioso.

La rúbrica en vaivén anguloso es signo de un carácter brusco y tajante, agresivo, que no cede. Si en cambio el vaivén es redondeado, se trata de un gesto afirmativo suave que se ejerce con actitudes amables y corteses, sin chocar.

La rúbrica en lazo puede adoptar múltiples aspectos, desde el lazo simple hasta las formas más complicadas: pertenece a personas hábiles, a menudo astutas, intrigantes, embrollonas, enredadoras. En el limite, la rúbrica en forma de tela de araña evidencia generalmente un carácter envolvente y embrollador.

Si el trazo precede horizontamente a la firma, indica prudencia: hay una primera toma de contacto pero sin renunciar a la propia identidad Si el trazo está orientado de abajo hacia arriba, se emparenta con el trazo ascendente previamente estudiado, que denota el carácter objetor. Si el trazo es enroscado, la prudencia de la que se parte incluye un cierto cálculo.

Hay otras rúbricas que son continuación de la firma. Si el trazo horizontal es simple, significan un impulso hacia los demás, extraversión; pero si es aguzado o en maza, indica espíritu crítico y denigrador, en el primer caso, y violencia agresiva en el segundo.

Si el trazo es centrífugo, se trata de un modo de escritura lanzada, que generalmente denota un carácter poco sociable, susceptible, sujeto a arranques y arrebatos súbitos.

La rúbrica envolvente es la que rodea completamente a la firma; recurren a ella los escritores de carácter independiente, a quienes les gusta aislarse del mundo exterior.

La rúbrica encajada, constituida por dos barras paralelas que encierran la firma, representa también una cierta forma de defensa, con la que el escritor erige una barrera contra el exterior.

La localización de la firma

Cuando se tiene que firmar en un documento dado en el cual se sabe donde se tiene que firmar puede darse el caso que la firma se sitúe mas a la derecha o a la izquierda.

Si está se sitúa demasiado a la derecha refleja un carácter extravertido en exceso, con su significado de imprudencia, de acción irreflexiva, de falta de control de los impulsos, de emotividad exagerada. Por el contrario, está es situada a la izquierda, es la introversión la que domina; el escritor permanece en su rincón, con aprensión y temor, pesimismo y un profundo desaliento.

Colocada en el medio, indica también un cierto grado de inhibición algo menor, que en la situación precedente.

Puntuación, acentuación y barra de la t

La ausencia de puntuación y de acentuación revela un espíritu negligente, olvidadizo, aturdido, que desprecia las convenciones, generalmente irrespetuoso hacia los demás.

Manifiesta idealismo, elevación del pensamiento o misticismo. Si el contexto gráfico es poco favorable, denotan ligereza, superficialidad y propensión a la distracción.

Justo encima de la letra, señala la falta de sentido práctico, de espíritu concreto y de realismo, de carácter asentado y positivo.

Entre los dos extremos, indica disciplina, respeto por las normas, facultades de atención y precisión.

Cuando los puntos están colocados muy a la derecha de la letra denotan, en un contexto favorable, mente ágil, actividad intelectual, rapidez de compresión.

Si por el contrario están colocados muy a la izquierda, son señales de aprensión, de escrúpulos, de temor a comprometerse.

Los puntos en forma de círculo sobre la letra i son señal de fantasía, de tendencia poética, de imaginación.

La barra de la t

Energía y actividad moderadas que se calificarán de acuerdo con el conjunto de la escritura.

En principio refuerza los índices de voluntad.

Demuestra, por el contrario, a menos que esté trazada con una fuerte presión, voluntad insuficiente, con tendencia a intentar empresas que están por encima de los medios con los que se cuenta.

Carácter dominante y autoritario, necesidad de mandar. Tipo apasionado.

Orgullo, ambición, aspiraciones a un ideal o a una posición social, necesidad de independencia.

El escritor es modesto, tímido, hasta humilde, más bien realista, a veces pasivo y sumiso.

Tendencia combativas y agresivas, ya sea en el plano de las ideas (sobre todo cuando el trazo es ligero).

Domina la interpretación de terquedad y obstinación

Espíritu vivaz y móvil, que sabe adelantarse a los acontecimientos, pero sujeto a la imprudencia.

Introversión apego al pasado, necesidad de seguridad, comportamiento vacilante.

En general, indica voluntad poco enérgica, gentileza, alegría, amor al juego, pero también con frecuencia falta de firmeza y de credibilidad.

Es a menudo señal de tenacidad, pero sobre todo de habilidad y coquetería.

Carácter duro, tajante, pertinaz, que necesita imponerse y dominar a los demás.

Carácter obstinado, duro y rebelde.

Carácter combativo, independiente, audaz, capaz de bruscos arranques agresivos.

Combatividad extrema, vehemencia, carácter rencoroso y agresivo.

Instintos brutales, dificultad de adapatación.

Carácter testarudo, huraño, ávido hasta la rapacidad.

Espíritu crítico, polemista, con tendencia a denigrar o despreciar todo lo que no surja de sí mismo.

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