Atenas. Cuna de la democracia

Orígenes

Si queremos acercarnos a su nacimiento debemos remontarnos a los primeros siglos de la civilización europea y situarnos en la península helénica (Grecia Antigua). Por su privilegiada posición geográfica, se conforma como punto de encuentro de las antiguas civilizaciones que nacen y se desarrollan en el Medio oriente.

Y a todas absorbe y supera, siendo esta cultura helénica, esencialmente ateniense, la que proporcione las bases con las que se ha conformado la cultura occidental, perdurando hasta nuestros días.

Dentro de esta prodigiosa civilización helénica debemos detenernos en Atenas, ciudad-estado y paradigma de polis (comunidad política que se administraba por sí misma, constituida generalmente por una agrupación urbana y el territorio circundante) y situada en el centro de Europa, Asia y África que conformaban, hasta el descubrimiento de América, la historia de la Humanidad.

Una vez situados en el espacio, haremos lo propio con el tiempo. Suele afirmarse que existe presencia humana en la zona de Atenas desde el comienzo del tercer milenio a.C. Pero será preciso esperar a fines del S. VIII a.C. para confirmar algún dato con pretensiones de historicidad.

La primera forma política de la que existe constancia en el S.VII a.C. sería la monárquica. Siendo los monarcas miembros del grupo de familias que ostentaban el poder por razón de sangre y poder económico (Eupátridas=biennacidos). Su poder era absoluto, si bien se asesoraban por un Consejo. En el plano económico-social Atenas sufre una importante crisis agraria que implica graves conflictos civiles, Dracón ¿? (célebre político), promulga distintas Leyes en el año 621 a.C. de contenido drástico que no logran acabar con dicho problema.

Será en el S VI a.C. y a manos de un personaje trascendental llamado Solón 638-558 a.C. (gran gobernador y legislador) se registra en el año 594 a.C. la primera Constitución política de la Historia de la Humanidad la cual, influirá sobremanera en todo tiempo posterior. Las Leyes de este gobernante otorgan un poder nunca conocido a determinadas “clases” de ciudadanos a los que se les confiere la toma de decisiones que afectan a la polis. Esto se conoce como timocracia, donde un conjunto de atenienses, que poseían mayor patrimonio económico, agrupados en una Asamblea, elegían a los magistrados que, temporalmente, ostentaban el poder.

Así, el régimen de Solón distinguía a los ciudadanos en “clases”, no por razón de nacimiento o estirpe sino por razones de renta y permite a un conjunto de personas ejercer los cargos que estaban reservados a los miembros de unas pocas familias.

Este sistema político timocrático termina con Pisístrato 607-527 a.C. (destacado tirano griego) que, a mediados del S VI a.C., toma el poder mediante la fuerza (en la antigüedad, se habla de “tirano” quien toma el gobierno de forma cruenta), aunque respetando las Leyes constitucionales de Solón. Su gobierno gozará de aceptación popular y suscita un período de prosperidad económica y cultural hasta su muerte en el año 527 a.C.

El primer experimento democrático

Es a finales del S VI a.C., tiempo en el que se destierra a Hipias 443-399 a.C. (sofista griego de las primeras generaciones) y los atenienses aprueban como verdaderos ciudadanos libres una Constitución mixta, donde podemos afirmar que nace la democracia en Grecia, consolidándose durante el S V a.C. Este cambio se produce mediante un gran acuerdo social y sin la necesidad de ninguna revolución contra el poder establecido. Y ello se debe a un político muy popular llamado Clístenes 570-507 a.C. El nuevo sistema se basa en un principio denominado isonomía (manifestación ateniense del principio de “igualdad legal”). La reforma de Clístenes distribuye a los ciudadanos en 10 tribus. Cada tribu se subdivide, a su vez, en 3 tritias y estas se dividen en demos, base de la organización. La principal novedad será la creación de la Asamblea soberana (Ekklesía), que convocaba a los ciudadanos atenienses a participar en la vida de la polis, a través de la aprobación de las Leyes y del nombramiento de los cargos públicos.

La principal arma política en la Atenas democrática era la palabra, habiendo de dominar el uso de la oratoria (hablar con elocuencia, claridad y elegancia) y de la retórica (poder de persuadir con fuerza y convicción al que escucha). Esta última, usándose a veces con fines demagógicos.

En Atenas la democracia solo era para los atenienses, pues no se reconoce derecho alguno a los extranjeros (metecos), a los que se les cobra un canon, a modo de tributo, por vivir en la ciudad. En la Ekklesía solo participan, y en condición de igualdad, todos los que la polis considera ciudadanos. Ello supone una democracia censitaria, es decir, aquella en la que se restringe la participación ciudadana a quienes están inscritos en un censo.

En tiempos de Pericles 495-429 a.C. (importante abogado, magistrado, político, general y orador) se establecerán disposiciones más rigurosas, donde solo eran atenienses por nacimiento quienes fueran procreados en legítimo matrimonio por dos personas que tuviesen, a su vez, dicha condición. Una atribución de ciudadanía por derecho de sangre, que más tarde Roma denominará ius sanguinis.

La Atenas de Pericles

Esta etapa gloriosa de Atenas comprende la segunda mitad del S V a.C. Algunas ideas que sintetizan el pensamiento de Pericles pasan por:

  • el respeto a la libertad individual,
  • el poder de decidir a todo ciudadano (no solo a los aristócratas),
  • promover el arte que exprese belleza (pero sin dispendios)
  • dignificar a sus filósofos, escultores, arquitectos y demás artistas.

Además, se rodea de un consejo de notables de distintos campos del saber como asesores y emplea gran parte de los fondos de Atenas en embellecer la ciudad y realizar obras públicas. Llegando a ser acusado de gastar sumas de dinero más allá de lo que la propia ciudad podía permitirse.

Un tiempo de gran prosperidad económica y cultural para Atenas, sintiéndose superior al resto de las polis griegas. Es además una gran potencia militar y al tiempo posee inmensas reservas de oro.

La decisión de Pericles de declarar la guerra a Esparta (Guerra del Peloponeso 431-404 a.C.), podría ser una de las causas de lo que se denominaría el “principio del fin”.

El ocaso de la democracia ateniense

A la muerte de Pericles, se alza con el poder un grupo oligárquico denominado los “Treinta Tiranos”. Sócrates, que representa el retorno a los valores morales de la polis, no se pliega ante el abuso de poder y sufre la condena capital injustamente aceptándola por respeto al orden legal.

También Platón, discípulo de Sócrates, se exilia, como más tarde lo hará Aristóteles, discípulo de aquél. Los grandes pensadores dejan de escribir de política y huyen de la ciudad. Con la vitoria de Filipo de Macedonia sobre Atenas en el 338 a.C. (batalla de Queronea), surge un florecimiento de cómicos, dramaturgos y poetas volviendo Atenas a ser una ciudad culta, si bien sus estructuras de poder político ciudadano se ven superadas por los esquemas de la vieja Monarquía con poder absoluto.

No obstante, la semilla democrática ateniense surgirá y brotará una y otra vez en la Historia con mejor o peor fortuna. Dicho legado democrático pervivirá para ser, de nuevo, ensayado e intentado en todo tiempo.

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