La Moral como código de conducta: el valor, los principios y la norma

La sociedad precisa de unas condiciones, mecanismos o actitudes que engrasen sus engranajes. Éstos son: unidad de acción, cooperación e integración.

Para que se realicen esos tres mecanismos se precisa que la vida colectiva cuente con unos determinados cauces de acción. Estos cauces o códigos de normas están siempre presentes en todos los ámbitos del vivir colectivo.

La progresiva diversificación de las actividades dentro de la sociedad y el proceso de especialización de las agrupaciones humanas han desembocado en una pluralidad de códigos normativos. Pero, de entre todos ellos, destacan y han destacado históricamente tres, que son los principales agentes de control y organización de la vida social: la Moral, el Derecho y los Usos Sociales.

Moral, Derecho y Usos Sociales están vinculados con otro término: el valor.

El valor es un concepto muy empleado en Ética y en Derecho. Constantemente estamos aludiendo a los valores. Cualquier norma de conducta supone optar por un valor determinado.

En el ámbito de la moral, los valores son posibilidades de actuar, de realizarse plenamente, de construirse como persona y, al mismo tiempo, se les considera como propiedades o cualidades de los bienes, de las conductas. Al definir los valores, no podemos pasar por alto el problema de su fundamentación, es decir en qué se basan, por qué son importantes. Existen, entre otras, dos grandes corrientes fundamentadoras:

  1. el objetivismo axiológico, y

  2. el subjetivismo axiolótico.

Para mejor conocer qué son los valores hay que recurrir a las características que se les asigna que son:

  • Bipolaridad;

  • Jerarquía;

  • Contenido;

  • Intuición; y

  • Perennidad.

El valor moral, además, presenta otras notas específicas: Subjetividad; Justificación; Mediación; y Razón de ser de la persona.

Tanto desde el campo de la Moral como del Derecho estamos aludiendo de manera continua a los principios. Los principios se hallan en la mitad del camino entre el valor y la norma. Los rasgos que han sido enumerados por la doctrina como caracterizadores de ellos y que sirven para diferenciarlos de las normas son los siguientes: son fundamentales; son generales; no son definitivos; son normas abiertas; no determinan necesariamente la decisión; y tienen una dimensión de peso.

Valores y principios son la antesala de las normas. Podemos definir a éstas como una concreción de las indicaciones contenidas en los principios. Por lo tanto, la norma supone un paso más a la hora de concretar el contenido de los valores y de los principios. La doctrina ha señalado las siguientes características definitorias de su naturaleza: son secundarias; son menos generales; son definitivas; son cerradas; determinan necesariamente la decisión; no tienen una dimensión de peso.

La profesora Esperanza Guisán diferencia, dentro de la red normativa de toda sociedad, las normas compulsivas de las normas liberadoras. Las primeras son las rígidas y opresivas y las segundas son las que favorecen el desarrollo pleno de los individuos.

Sistemas normativos y sociedad

La unidad de acción es la coincidencia de programa entre los miembros de un grupo. Buscan lo mismo, una misma intención de actuar.

La cooperación implica la participación común de los elementos fundamentales para la vida social y en la consecución del programa común.

La integración es imprescindible para mantener el grupo social. Conciencia de pertenencia, sentirse “grupo”.

Para asegurar que el ser humano cumpla estas actitudes se crean las normas o códigos normativos.

El valor

Posibilidades de actuar, de realizarse plenamente, de construirse como persona y al mismo tiempo considerado como propiedad o cualidad de los bienes.

Hay que diferenciar los hechos de la norma. Los hechos son meros acontecimientos y los juicios de hecho son puras descripciones de esos acontecimientos (Pedro conduce un coche). El juicio de valor consiste en una reflexión valorativa del acontecimiento (Pedro conduce con precaución). Por otra parte las normas son enunciados que no pretenden dar información, sino dirigir la acción, la conducta (ante un semáforo hay que detenerse).

Las características generales de los valores son: bipolaridad (bondad-maldad, justicia-injusticia, verdad-mentira…), jerarquía, contenido (qué constituye el valor: placer, deber, felicidad…), intuición (no sonmateriales, es la sensación que transmiten) y la perennidad (permanecen, no cambian; lo que cambia es la vivencia que se tenga sobre ellos, la percepción).

Las características del valor en el campo moral serían: subjetividad, justificación, mediación entre valores (el valor moral está presente en el resto de los valores) y razón de ser de la persona (la realización personal).

Lo importante es que sepamos reconocer que existen valores y que intentemos realizarlos, hacerlos realidad en nuestra existencia. Desde una ética profesional de la actividad pública deberemos tener en nuestro horizonte unos valores básicos para el funcionario como pueden ser, entre otros: la honestidad, la disponibilidad al ciudadano, la confidencialidad, la profesionalidad, la veracidad, la equidad, etc.

Junto a los valores, la moral cuenta con otros instrumentos o herramientas, son los principios.

Los principios

Se hallan a mitad de camino entre los valores y las normas. Señalan aquellas conductas que se consideran valiosas y, por tanto, deben de ser realizadas. Constituyen un tipo de normas muy genéricas, ya que éstas siempre orientan la acción prescribiendo o prohibiendo algo y el principio también pretende orientar nuestra acción.

Son fundamentales, establecen las razones para la acción. El por qué debe realizarse o evitarse un determinado comportamiento.

Son generales, prescriben de manera genérica, marcan el límite que no debe ser traspasado.

No son definitivos o concluyentes. Constituyen simples directrices que se consideran óptimas y pueden ser cumplidos en diferentes grados. Esa actuación de favorecer al débil (de una manera genérica) si no tenemos claro cómo resolver un asunto.

Son normas abiertas que carecen de determinación fáctica, no se sabe cuándo han de ser aplicadas.

No determinan necesariamente la decisión, solo proporcionan razones a favor de una u otra de las opciones que se nos presentan como alternativas. Tampoco llevan aparejadas sanciones, son meras orientaciones.

Tienen una dimensión de peso. Cuando se produce una colisión entre dos principios, a uno de ellos se le concede mayor peso sin que se invalide el otro.

Concepto del principio de moral y tipología

Proposición que expresa un juicio de valor sobre lo bueno. Criterios o puntos de vista desde los que plantear las cuestiones o decisiones, no representan soluciones sino que actúan como guía (haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti, haz el bien y no el mal, usa la humanidad como fin y no como medio, vivir es preferible a no vivir, …

Siguiendo al profesor De La Torre hay que referirlos a las tres instancias de la vida profesional: el mismo profesional, el cliente y la sociedad. Siguiendo a este mismo autor nos centramos en tres principios:

  1. El principio de beneficencia: se trata de ir siempre en beneficio del cliente y, también, se trata de ir a beneficiar a la sociedad con el servicio prestado.
  2. El principio de autonomía: constata el hecho de que el profesional y el cliente no se encuentran en el mismo plano. El profesional es el que sabe y el cliente el inexperto. Esto no puede reducir al cliente a mero objeto del experto. Este principio trata de evitar esta desigualdad. El principio de autonomía viene a establecer que el profesional debe tomar en consideración los puntos de vista del cliente y debe llegar a acuerdos o pactos con él acerca de las actuaciones a realizar. La actuación del profesional debe subordinarse a los propios planteamientos del usuario o cliente y éste, contando con la información suficiente, debe decidir acerca de la prestación que se le ofrece. Se debe contar con su autorización, consentimiento o aceptación en medida de lo posible.
  3. El principio de justicia: implica la distribución racional y solidaria de los recursos escasos para conseguir fines que debemos jerarquizar para ser atendidos según su importancia. Con este principio se pretende establecer unas prioridades que equilibren las demandas exageradas de los profesionales (más medios) y de los usuarios (más servicios), siempre teniendo en cuenta que los recursos son escasos.

Estos tres principios deben conjugarse para evitar la despersonalización en la que estamos cayendo en todas nuestras sociedades como consecuencia de la excesiva especialización, burocratización, etc. Hay que reconocer la dignidad del usuario que tiene su propia historia, sus deseos y necesidades y además es un ser libre y autónomo.

  • El principio de honradez: Implica el cumplimiento de los deberes con uno mismo y con los demás. Supone no engañar al usuario/cliente y actuar siempre con probidad. El desinterés implica anteponer el interés del cliente al propio.

Las normas

Empezaremos hablando de la norma general para concretar luego en la norma moral. El principio, como norma genérica, intenta canalizar y dirigir las conductas a la vez que atiende al buen funcionamiento de la vida colectiva.

Así, en un primer plano, podemos definirlas como una concreción de las indicaciones contenidas en los principios. Por lo tanto, un paso más para concretar ese contenido, y los principios, a su vez, una concreción de los valores.

Se ha llegado a definir como la concreción de los principios y de los valores. La doctrina señala las siguientes características definitorias de su naturaleza:

  • Las normas específicas son secundarias con respecto a los principios. Un segundo paso partiendo de las razones para la acción para elaborar normas concretas.
  • Las normas son menos generales, prescriben los modelos de conducta de una manera más concreta y completa.
  • Son cerradas, establecen claramente el supuesto fáctico.
  • Determinan necesariamente la decisión, señalan de una manera más diáfana qué consecuencias tiene una acción determinada.
  • No tienen dimensión de peso, si hay colisión se opta por la norma aplicable y que invalida el resto.

En cuanto a la norma moral la única diferencia con las otras normas se produce en lo relativo a su ámbito: el campo del valor y la responsabilidad moral. El campo de lo interno, la interioridad de los sujetos. La norma moral será la concreción del valor y del principio moral. Por lo tanto, no podemos quedarnos solo en la norma, en el mero comportamiento eterno de lo preceptuado en ella, se necesitala intervención de la conciencia. De ahí, que la norma moral ha sido denominada por algunos autores como la norma interior.

Existe la necesidad de las normas. Son necesarias por razones diversas: para mediar, para concretar el valor (precisar, criticar, aprender, …), guiar las conductas y comportamientos de los sujetos, dotar de intención moral (pasar del deseo a la imperatividad) y para defenderse de la violencia y de la injusticia.

Hay normas compulsivas y normas liberalizadoras. Las primeras son las que integran la normatividad social (jurídicas, costumbres, morales, …) y reducen al ser humano a un estado total de dependencia de los otros o del orden establecido. Las liberadoras buscan y proporcionan un desarrollo personal, integral y autónomo. Mejoran la calidad de vida y aumentan la felicidad disminuyendo el dolor. Tienen en cuenta las propias metas, deseos y objetivos. Pretenden que el ser humano se haga dueño de sí mismo y del mundo.

Anterior
Siguiente