El teatro

Poesía dramática

Llamamos poesía dramática o más propiamente teatro a toda acción (o argumento) que se desarrolla entre varios personajes dentro del marco de un escenario.

Es decir, que, a diferencia de la lírica y de la épica, el teatro exige una representación visible.

Sus elementos: acción dramática y escenografía

En todo drama u obra teatral hay, pues, un elemento activo: la acción dramática que nos llega a través de las palabras del personaje y un elemento pasivo, el ambiente que lo rodea: la escenografía.

Acción dramática

Se llama acción dramática a la manera como se desenvuelve el argumento de una obra teatral.

La acción consta de una primera parte o planteamiento, en la que el espectador conoce a los personajes; de una segunda parte, o nudo, en el que se produce el choque o conflicto entre los mismos, y de una tercera parte, o desenlace. A estas tres partes corresponden los tres actos habituales en el teatro moderno.

Sus condiciones. — Los preceptistas tienen en cuenta las siguientes condiciones de la acción dramática:

a) Extensión. — La obra de teatro no puede ser, en modo alguno, desmesurada.

Su representación no puede durar más de lo que duran las sesiones habituales de nuestros teatros.

Llamamos drama, en términos generales, a toda obra teatral, y no sólo a las de carácter trágico, como cree el vulgo. Por el contrario, dentro de la literatura dramática caben todas las clases de literatura escénica que se conocen.

b) Comprensibilidad. — El teatro debe llegar directamente al público.

No puede escribirse el teatro en términos tan profundos o lacónicos que el espectador no pueda entenderlos al oírlos.

c) Efecto escénico. — El interés de la acción debe ser creciente a medida que se aproxima el final, debiéndose procurar que el desenlace no se adivine hasta el último momento.

Sus partes. — La acción dramática es divide en actos, cuadros y escenas.

Actos son las partes principales en que se distribuye la acción dramática. Los descansos se denominan entreactos.

Cuadro es un simple cambio de decoración dentro de un acto.

Se llama escena a un fragmento en el que intervienen los mismos personajes, dentro del mismo cuadro.

Los caracteres

Los personajes de la obra dramática deben representar un carácter definido, el cual ha de mantenerse a lo largo de toda la obra.

La manera de accionar, de hablar y de vestirse cada personaje, debe estar de acuerdo con dicho carácter, de manera que, en todo momento, produzca una impresión de realidad.

Texto y acotacioenes

El carácter representable de la obra dramática, obliga a sus autores a escribir:

  • el texto o palabras que pronuncian los personajes en escena:
    • cuando están solos (monólogos)
    • cuando el actor finge que los demás personajes no le oyen (apartes).
    • cuando conversan entre sí (diálogos).
  • las acotaciones, que indican:
    • al actor, los gestos que expresan su estado de ánimo; su caracterización (maquillaje) y su indumentaria;
    • al director de escena, el estilo y clase de los decorados y muebles (atrezzo) así como la disposición de las luces. Las acotaciones señalan la situación de los actores u objetos en el escenario, designando su colocación a la derecha o a la izquierda del espectador, o en el fondo del escenario (foro).

Escenografía

El conjunto de elementos pasivos que rodean al personaje se denomina escenografía.

Un buen escenógrafo debe conocer las leyes de la perspectiva para pintar decoraciones que permitan al espectador imaginarse en el lugar que corresponde a la acción.

Los grandes géneros dramáticos

Toda acción representada es teatro, pero sus distintos caracteres pueden dar lugar a diversos géneros dramáticos entre los que destacamos por su importancia y extensión (de tres a cinco actos):

La tragedia

Se denomina tragedia a una obra extensa, de tono solemne y de final desgraciado.

La palabra tragedia deriva del vocablo griego tragos, que significa “macho cabrío” (porque los actores del primitivo teatro de Grecia salían adornados con las pieles de dicho animal), y ode, que quiere decir canto.

La comedia

La comedia posee también una extensión considerable, pero carece de solemnidad y el desenlace es grato.

La palabra comedia procede del griego comos, que significa festín, y ode, o sea canto.

Los géneros menores

Se llaman así las obras dramáticas generalmente en un acto como el entremés, así llamado por intercalarse en los entreactos de las obras extensas; el sainete, o cuadro de costumbres populares; el paso, pieza corta de carácter cómico.

El teatro musical

La intervención de la música en el teatro, introduce los llamados géneros líricos del teatro (no confundirlos con la poesía lírica) y en los que los actores cantan la partitura o música que se compone sobre el libreto o letra de la misma, bien totalmente (ópera), bien parcialmente (opereta, zarzuela, revista).

Se llama aria, el fragmento que entona un solo cantante, dúo, el que cantan dos; concertante, el que se expresa por la voz de tres o cuatro (a veces con letra distinta) y coro, el que se produce con la voz de un grupo numeroso de cantantes (coristas) que representan la voz de una muchedumbre o colectividad.

El teatro en la antigüedad: las reglas

La tragedia clásica

La antigüedad grecolatina y todas las épocas que han seguido sus preceptos, como el Renacimiento y el Neoclasicismo, se apoyan en las reglas dramáticas, formuladas en las obras del griego Aristóteles (Poética) y del romano Horacio (Arte poética o Epístola a los Pisones).

Para Aristóteles, la tragedia debe educar y “operar, por medio de la compasión o del tenor, la purificación de nuestras pasiones”. En la comedia el autor nos educa destacando el aspecto ridículo de los seres innobles.

Horacio señala aspectos más concretos: cree que los personajes no deben pasar de cuatro y que los actos deben ser “ni más ni menos que cinco”; pide que el lenguaje de cada personaje se acomode a su condición social.

Las tres unidades. — De los textos de Aristóteles y de Horacio, surge la famosa teoría de las tres unidades.

Estas reglas se basan en que siendo considerado el teatro como una escuela pública de educación, convenía presentar la acción de las obras como un suceso verosímil, para que fueran comprendidas y aprovechadas por todos.

Por la unidad de acción, se ordenaba que el argumento de la obra teatral no se diluyese en episodios secundarios que hiciesen olvidar el tema principal; tampoco se admitía que lo trágico se mezclase a lo cómico;

por la unidad de lugar se establecía que la acción se desarrollase en el mismo sitio o, a lo máximo, que las distintas escenas se produjesen dentro de la misma ciudad;

finalmente, por la unidad de tiempo, se debía procurar que el plazo que se supone duraba la acción en la escena no fuese mayor que el período de tiempo que se tardaba en representarla. Es decir, que la acción de una obra teatral debía suceder en un plazo de horas o todo lo más de un día.

Máscara que llevaban los actores trágicos

Así, por ejemplo, el primer acto debía figurar por la mañana, y el segundo y el tercero en la tarde o en la noche del mismo día.

El teatro griego

El teatro griego es el origen del teatro universal.

Las primeras obras de teatro griego se remontan al siglo v antes de J.C. Anteriormente se sabe que, en los pueblecitos griegos, se celebraban, cuando la vendimia, cantos rústicos en honor del dios Diónisos (Baco). Solía haber un cantor y un coro que repetía el estribillo.

El teatro fuera de las reglas clásicas

El drama

Llamamos drama o tragicomedia, a una representación teatral en la que pueden mezclarse elementos trágicos y cómicos.

Las reglas clásicas prohibían esta fusión, que se da muchas veces en la vida. De ahí que estos dramas triunfen en aquellos períodos en que no se aplican dichas reglas.

El drama cristiano medieval

Ya sabemos, por ejemplo, que la Edad Media olvidó la Antigüedad clásica y con ella sus espectáculos teatrales a los que consideraba como peligrosos por sus ideas (creencias en los dioses, en la fatalidad, etc.).

Sus ciclos. — El teatro medieval está impregnado del espíritu religioso del Cristianismo y se propine inspirar el fervor representando momentos de la vida de Jesús o de los santos. Existían dos ciclos fundamentales de representaciones: el de Navidad y el de Semana Santa. Las obras de este sencillo teatro religioso se llamaban autos (es decir, actos).

Estas pequeñas edificaciones se levantaban en los escenarios medievales al aire libre. Los personajes de las obras pasaban de unas a otras para representar sus distintos episodios.

Las representaciones. — Las primeras representaciones debieron tener lugar dentro de la iglesia. Más tarde, probablemente por el tono popular y humorístico que tomaron algunas de sus escenas de los autos de Navidad, en los que los pastores rústicos actuaban como elemento cómico, se trasladaron al atrio y de ahí a la puerta. Terminaron haciéndose en la plaza pública.

Direcciones del teatro religioso medieval. — Estudiando el teatro religioso medieval, podemos observar dos tendencias:

Una, de carácter realista, el misterio, que representa escenas de la vida de Jesús o de los santos, y que suele llamarse más adelante auto (“acto”) historial o comedia de santos;

Otra, de carácter simbólico, la moralidad, cuyos personajes son abstractos (por ejemplo, las virtudes) y se producen en forma de parábolas y alegorías, llamadas por ellos autos alegóricos y más tarde (en el siglo xvii) autos sacramentales por terminar con una exaltación del Sacramento de la Eucaristía.

Influencia clásica en el teatro español

La Celestina.—El teatro español comenzó en el siglo xvi imitando a los autores grecolatinos, singularmente a Terencio.

Ya en 1499 se publica en España el famoso drama: tragicomedia o de Calisto, conocido por el nombre de su célebre personaje la Celestina.

Su autor fue Fernando de Rojas y presenta la historia de dos jóvenes, Calisto y Melibea, que, instigados por una vieja intrigante llamada Celestina, se dejan arrastrar por sus pasiones, lo que les conduce a una muerte desastrosa. Calisto se mata al saltar una tapia y Melibea se suicida arrojándose desde una torre. La obra está muy influida por el teatro clásico.

Creación del teatro nacional

Lope de Vega.-Fundiendo las dos tendencias, la culta y la popular, Lope de Vega consigue crear el teatro nacional.

Ideas sobre el teatro. — Lope de Vega escribió una obra titulada Arte Nuevo de hacer comedias, en la que expuso sus ideas renovadoras:

  • Dividió la obra en tres actos (según Horacio debían tener cinco).
  • Creó un nuevo tipo de personaje cómico que hacía reír por su ingeniosidad (la figura del donaire).
  • Hizo que cada personaje hablase de acuerdo con su carácter y que las estrofas fuesen adecuadas a cada escena.

El teatro de Shakespeare

El drama en Inglaterra: Shakespeare

Ya hemos visto que el teatro español no acepta las reglas del Clasicismo. El teatro inglés se produce también independientemente, creando su propio estilo nacional gracias a la gigantesca personalidad de William Shakespeare.

Shakespeare nació en Stratford, sobre el río Avon, en 1564. Fue como Molière autor y actor, viviendo del teatro, y alcanzando una extraordinaria popularidad. Shakespeare es el más formidable creador de caracteres humanos que ha existido en el teatro universal.

Sin ser absolutamente original, puesto que muchas de sus obras deben su argumento a escritores clásicos o a narradores italianos del Renacimiento, dota a sus figuras de tal fuerza y las rodea de tanta poesía, que puede decirse que las crea nuevamente.

Los historiadores distinguen tres períodos en su obra:

  1. Período optimista, de juventud (Romeo y Julieta, El sueño de una noche de verano, Las alegres comadres de Windsor, El Mercader de Venecia).
  2. Período sombrío de madurez (Otelo, Hamlet, Macbeth); y
  3. Período de serenidad final (La Tempestad, Cuento de Invierno).

Los caracteres humanos del teatro de Shakespeare han quedado fijados como arquetipos: Así Romeo, simboliza el amor; Shylock (de “El Mercader de Venecia”), la avaricia; Hamlet, la duda; Otelo, los celos; Macbeth, la ambición, etc.

El teatro de influencia clásica

Teatro neoclásico en Francia

De todos los países europeos, Francia es la que recoge más plenamente el espíritu grecolatino: su teatro clásico —que corresponde al Gran Siglo de su literatura, el siglo xvii -, no sólo se somete a la reglas de Aristóteles, como las tres unidades, sino que las interpreta de la manera más rigurosa a través de los preceptos formulados por Nicolás Boileau en su Art Poétique.

El teatro neoclásico en España

El teatro español, como hemos visto, no se caracteriza, como el francés, por el culto hacia el teatro grecolatino. Solamente, cuando los reyes de la casa de Borbón (siglo xviii) impusieron en España el gusto por lo francés, surgieron algunos autores de carácter neoclásico.

El romanticismo en el teatro

El drama romántico

La revolución romántica repercute en el teatro: una ráfaga de libertad destruye el antiguo rigor de los preceptos clásicos, que encadenaban al escritor impidiéndole toda fantasía literaria.

El teatro musical

Durante el siglo xix florece en toda Europa el teatro de ópera, que ya en el siglo xviii había empezado a triunfar con las obras de Mozart.

Fueron los músicos italianos, como Donizetti, Bellini y Verdi quienes popularizaron la ópera y la convirtieron en un espectáculo aristocrático y brillante.

El teatro post-romántico

Como acontece con todas las escuelas literarias, el Romanticismo conoce también un período de agotamiento y es desplazado por nuevas escuelas. Veamos rápidamente algunas de sus características.

El realismo: a) La alta comedia.- Como reacción contra la fantasía y el anhelo de cosas irreales que transparentan los románticos, surge un teatro que refleja la sociedad contemporánea, fustigando sus vicios y defectos. Así en las obras de don Adelardo López de Ayala (1828-1879) se critica el materialismo (en Consuelo y El tanto por ciento) y la maledicencia (en El tejado de vidrio).

Lo mismo podría decirse de las obras de Manuel Tamayo y Baus, como La bola de nieve, contra los celos infundados; Lances de honor, contra los desafíos; Lo positivo, contra el casamiento por conveniencia.

Tamayo ha alcanzado la celebridad por su gran tragedia, de tema romántico, Un drama nuevo (1867) basado en un tema de celos concebido en un ambiente histórico: uno de los personajes de la obra es Shakespeare.

Como representante de la “alta comedia” instigadora de la sociedad de su tiempo, tenemos, finalmente, a José Etchgaray.

Es característico su drama El Gran Galeoto.

Las estúpidas murmuraciones de la gente provocan la destrucción de un hogar.

b) La comedia casera.- El mejor cultivador de la comedia de costumbres burguesas es don Manuel Bretón de los Herreros, estudiante, soldado en la guerra de la Independencia, periodista y, finalmente, Secretario de la Academia Española (1796-1873).

Recordemos entre sus obras Marcela o ¿cuál de los tres?, historia de la coqueta que se queda sin novio, y Muérete y verás, que representa que un hombre, a quien se cree muerto, es olvidado por su novia, mientras la hermana de ésta sigue queriéndole en silencio.

c) El género chico.- A fines del siglo xix se produjo un notable renacimiento del sainete popular de costumbres madrileñas de música alegre y castiza (Bretón, Chapí, Barbieri), que se conoce con el nombre de “género chico”.

El teatro contemporáneo

La observación de la realidad siguió siendo fuente de inspiración para nuestros dramaturgos. Así Jacinto Benavente que obtuvo el Premio Nobel en 1922, reflejó en sus comedias la vida y costumbres de la aristocracia madrileña, satirizándolas con fina ironía.

Veamos ahora otras direcciones del teatro español contemporáneo:

  • Teatro poético. La tradición del teatro en verso de nuestra edad de Oro fue seguida en los primeros años del siglo xx por Eduardo Marquina quien evoca las hazañas de nuestros tercios (En Flandes se ha puesto el sol) o intenta el drama poético rural (La ermita, la fuente y el río). Siguen la línea del teatro poético autores como Ramón del Valle Inclán (La marquesa Rosalinda}; José Ma. Pemán (El divino impaciente) y Federico García Lorca (Bodas de sangre, Doña Rosita la soltera).
  • Teatro documental, que intenta recoger el ambiente de nuestro tiempo. Citemos como ejemplo la obra Historia de una escalera, de Antonio Bueno Vallejo.
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