De la palabra a la frase

Necesidad de la lectura

Toda persona culta necesita leer. Para saber literatura es necesario acostumbrarse a la lectura.

Leer es una diversión. Todos debemos formar, desde niños, nuestra pequeña biblioteca, para gozar con la lectura de las obras famosas.

El arte de leer

Debemos leer los libros adecuados a nuestra edad, despacio y con cuidado, releyendo lo que no se comprende bien y anotando lo que nos parezca interesante.

Muchas personas gustan de escribir, al margen de los libros que leen, las observaciones que se les van ocurriendo. Otras, para no estropear los ejemplares, las apuntan en pequeños fragmentos rectangulares de papel o cartulina —fichas—, que tienen la ventaja de que pueden guardarse, constituyendo así un recordatorio de lecturas.

Leer es comprender

Saber leer no es únicamente saber pronunciar las palabras escritas en un texto. Es necesario comprender lo que leemos (fondo) y valorar la manera cómo está escrito (forma).

“Aprender a leer, decía en su vejez el gran escritor alemán Goethe, es la más difícil de las artes. Yo he consagrado ochenta años a este aprendizaje y no puedo decir que esté satisfecho.”

Los grandes modelos

Nos interesa leer a aquellos autores que, por haber alcanzado una gran belleza en su expresión, se les considera como modelos o clásicos. Ellos nos enseñarán muchas maneras de expresarnos, debiendo nosotros elegir las que sean más adecuadas a nuestro temperamento.

No todas las personas están dotadas con el estilo de los escritores. Pero todos podemos procurarnos una expresión literaria que sea no sólo correcta, sino elegante.

Aspectos de la obra literaria

Cuando leemos una obra literaria podemos juzgar los elementos que la constituyen en cuanto a la forma.

  1. PALABRAS. —En primer término podemos analizar el vocabulario que utiliza el escritor. Para ello necesitamos usar el diccionario.

    1. Observaremos si gusta de utilizar palabras antiguas, ya en desuso (arcaísmos) o si tiene preferencia por vocablos nuevos (neologismos).
      • La lengua es un ser vivo: nace, crece, se reproduce y muere.

      • Hace dos mil años el gran poeta latino Horacio decía que las palabras se renuevan como las hojas de los árboles.

    2. También podemos apreciar si usa palabras propias de gente de cultura (cultismos), el lenguaje llano y normal (vulgarismos) o si emplea voces que sólo usan ciertas clases bajas de la sociedad (maleantes, presidiarios, gitanos) y que recibe el nombre de germanía (en francés, argot).
  2. FRASES. —“No basta con el estudio de las palabras aisladas. El estilo de los escritores se reconoce muchas veces por el modo como construyen sus frases. Así, puede diferenciarse:

    1. Los escritores que se valen de grupos de palabras ya conocidos, como los modismos o “frases hechas” que tienen un significado convencional (“a pies juntillas”, “a la chita callando”).
    2. Los que construyen cada una de sus frases de una manera personal.
  3. PERÍODOS. — Una de las características más esenciales de un escritor es la de la construcción de sus períodos, o grupo de frases.

    • Llamamos período breve al que se presenta dividido en pequeñas frases u oraciones separadas por punto o por punto y coma (yuxtapuestas), o bien por medio de una conjunción (coordinadas).
    • Llamamos período largo, al que consta de una oración principal acompañada de una serie de oraciones subordinadas.
  4. ORDEN DE LAS PALABRAS. - Finalmente cuando leemos una obra literaria podemos apreciar la forma como el escritor ordena sus palabras en la frase.

    1. Orden normal. — Cuando decimos Antonio estudia la lección para su provecho todos los días, seguimos el orden siguiente: sujeto — verbo — complemento directo — complemento indirecto — complemento circunstancial. Éste es el orden normal de la expresión castellana.
    2. Orden intencional. — Sin embargo, en muchas ocasiones alteramos intencionalmente el orden normal de las palabras con objeto de acentuar la expresión de las mismas en el sentido que nos conviene. La oración: el niño es desgraciado cobra mayor fuerza eliminando el verbo, alterando el orden normal y anteponiendo, por ejemplo, el adjetivo al sustantivo: ¡desgraciado niño!
    3. Orden artístico. Hipérbaton. — Los poetas, especialmente, utilizan distintas fórmulas para ordenar la frase, unas veces por imitar la frase latina, otras, por el deseo de originalidad del autor. A esta alteración en el orden normal de los vocablos de una frase se la denomina hipérbaton.
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