Las ideas a través de la historia
Historia de la literatura didáctica
Al estudiar la historia de la literatura didáctica —instructiva y moral— realizaremos el estudio del pensamiento del hombre, de la evolución de sus ideas.
El Humanismo
Se llama Humanismo precisamente el movimiento cultural que se aleja de Dios para acercarse al hombre. Los humanistas descubrieron, en efecto, que existía una cultura, la cultura clásica grecolatina, que era distinta de la cultura religiosa de la Edad Media.
Se empezó a estudiar el griego y a prescindir del latín decadente de la Edad Media para imitar el latín clásico, tomando como modelo a Cicerón. Asimismo se despreciaban otros aspectos de la cultura medieval, tendiéndose, en general, a sustituir la Fe por la Razón.
El Humanismo estético: Italia
Las doctrinas del Humanismo se iniciaron en Italia, donde se pusieron de moda las ideas neoplatónicas por obra de Marsilio Ficino y León Hebreo, de quien son famosos los Diálogos de Amor.
El Humanismo rebelde: Países Bajos y Alemania
En los países del Norte de Europa el Humanismo tomó un carácter de rebeldía religiosa. Los irónicos ataques del famoso Erasmo de Rotterdam a la vida monacal fueron sin duda aprovechados por Martín Lutero para la propagación del Protestantismo.
El Humanismo liberal: Francia
El Humanismo se desarrolló vertiginosamente, llevando a todas las literaturas nacionales un espíritu distinto del religioso medieval. Un espíritu de tolerancia y libertad para todas las ideas, que podemos estudiar, sobre todo, en el Humanismo francés.
En el siglo xvi tenemos la gran figura francesa de Montaigne, cuyos Ensayos (“Essais”) son un conjunto de observaciones sobre temas diversos, en los que sobresale su vasta cultura y su suave escepticismo, es decir, su incredulidad. Este escepticismo se convierte, en el siglo xvii, en un racionalismo metódico, por obra de Renato Descartes, quien construye su filosofía partiendo únicamente del hecho evidente de su pensamiento (“pienso, luego existo”) y deduciendo de él las demás verdades. Es decir, que en vez de partir de las verdades de la fe, llega a ellas partiendo de la Razón.